Hay algo que odio y es el desinterés por la palabra.
Si querías oir las frases comunes, menos mal no me escuchaste.
Siento haber echado a perder tu película de mierda Ritchie
por osar blandirte el pellejo con un verso de mierda Romero.
Ha sido una lástima sacar el cuadernillo al frío
porque no te interesa lo que te llevo.
Me pides que lo explique no sólo porque no lo entiendes
sino porque no te importa lo que pueda contener
y así tienes más tiempo para hacer otra cosa
mientras se derrama el verso por el cierzo hasta tu piel.
Crees que ya lo sabes, que en mi boca sólo hay sevicia o galanteria,
pero no tienes idea de los mundos que puedo construir
sólo con soplarte esa jetica.
Mira, no me hagas esa cara, muñequita, preciosa, mamita, nenita,
impostora, falsaria, infame florecita.
Yo conozco esa zona de comfort
y la quimera que me guía la desafía.
Tal vez después de todo
sí te rebase la idea
que asesina.
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